Paralela a la expansión africana se realiza la conquista del Extremo Oriente, que tomará fuerza desde 1850, y sobre todo tras la apertura en 1869 del canal de Suez.
El intento de penetración en China se hace desde la costa, en la que se controlan ciudades como Shanghai, Hong Kong o Cantón. Gran Bretaña intervendrá en la guerra del opio y la rebelión de los bóxers que desestabiliza el país. En esta guerra chocará con los intereses del imperialismo japonés.
Hay que tener en cuenta que esta zona, a diferencia de África, está muy poblada, y ha tenido fuertes Estados desde la antigüedad, todos ellos con una fuerte tradición cultural que choca con los usos y costumbres occidentales.
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